Fecha de finalización: 18 de Mayo de 2025
Autor: Ousman Umar
País: Ghana
Año: 2019
Género: Autobiografia
Sinopsis:
Mi nombre es Ousman Umar. Sé que nací un martes, no sé de qué mes ni de qué año porque en mi tribu eso no importa. Crecí en la sabana africana. Caminaba siete kilómetros para ir a la escuela. Mi vida era feliz y sencilla, hasta que un día, entre juegos, vi un avión volar. Desde ese momento quise ser piloto, ingeniero, todo, menos negro. La curiosidad por conocer el mundo me empujó a hacer un viaje sin retorno hacia el País de los Blancos.
A los trece años crucé el Sahara a pie, el mar en patera y vi morir en el camino a la mayoría de mis compañeros de viaje, entre ellos a mi mejor amigo. Cuatro años después de comenzar esa hazaña, logré llegar a España y, tras varios meses durmiendo en la calle, me acogió una familia. La primera noche que dormí en su casa, pese a las comodidades y el confort, me puse a llorar como un niño.
¿Por qué había sufrido tanto? ¿Por qué tanta lucha? ¿Qué había hecho mal?
Ahora, necesito contar esta historia, hasta que no haya más historias como esta que contar.
Opinión Personal de Vanesa:
Es un libro de rápida lectura, sencillo pero que no le hace falta nada para generar muchos sentimientos. Aún sabiendo que la historia es real y que su protagonista de tan sólo 13 años no sólo logra llegar "al país de los blancos" sino que su historia de vida continúa mucho más allá, con una fundación ayudando a niños de Ghana con educación. El libro es fuerte y emociona en todo momento. Lo recomiendo!
Una historia sin adornos, con un protagonista de gran resiliencia y audacia. Es un llamado a ponerse "en otros pies”, combina aventura, supervivencia y una crítica social necesaria, es una invitacion a mirar África —y a sus habitantes— con "otros ojos y a recorrerla en otras huellas".
ResponderEliminarEste libro cuenta una historia real y cruda, tan real que duele de solo leerla. Narrada en primera perdona, por su protagonista, nos muestra una realidad que viven muchas personas, que buscan un mejor futuro en otras partes del mundo. Es trite ver, lo poco que vale la vida la humana, y como otros se aprovechan de esa desesperación y le sacan lo poco que tienen.
ResponderEliminarEs una historia que nos hace reflexionar y sobre todo, valorar lo que tenemos. Espero que esta historia llegue a manos de muchas personas, tocas su corazón, y asi entre todos pongamos un granito de arena, para lograr mejorar aunque sea un poquito este planeta.
¿Cuántos sueños quedaron sepultados bajo el mar?
ResponderEliminarMar de agua, mar de arena… da igual. Ambos son hermosos y crueles. Tan vastos, tan infinitos. Ambos engullen vidas con la misma indiferencia con la que las estrellas miran desde arriba. Se tragan esperanzas, devoran ilusiones, y escupen cuerpos inertes, duros, despojados de todo. Cuerpos que alguna vez soñaron. Que alguna vez fueron niños. Que alguna vez pensaron que llegarían.
Un viaje al país de los blancos no es una simple historia. Es una herida abierta. Una voz que habla por todos los que ya no pueden hacerlo. Me ha conmovido profundamente. No solo por el horror que narra —aunque eso ya bastaría—, sino porque te enfrenta, de lleno, a una pregunta que duele: ¿por qué algunos tienen que pasar tanto para simplemente vivir?
Ousman no viajó. Huyó del olvido, del hambre, de la pobreza, con una fe casi ingenua, pero fuerte, en que su vida podía ser distinta. Y aunque el destino no era un camino recto, sino una travesía atravesada por desiertos, silencios y ausencias, siguió caminando. Siguió respirando. Y sobre todo, siguió soñando.
En un momento, Ousman dice que solo sabe que nació un martes. No recuerda ni el mes ni el año.
¿Cómo se sigue adelante cuando ni siquiera podés nombrar tu propio origen? ¿Cómo se arma una identidad cuando hasta el tiempo te fue quitado?
Y sin embargo, hay algo que nunca perdió: su deseo de vivir con sentido, su necesidad de entender, de encontrar un lugar en el mundo. Y su dignidad. Porque aun cuando lo perdió casi todo, se aferró a eso que no se ve, pero que sostiene: las ganas de seguir adelante.
Me tocó especialmente su forma de pensar el destino. Esa idea de que hay algo escrito para cada uno. Y me pregunto, como él: ¿y si Dios realmente marca un camino para cada ser? ¿Por qué algunos tienen que atravesar tanto miedo, tanta pérdida, tanto dolor? ¿Por qué para algunos la vida parece una cuesta sin fin, y para otros, todo parece más simple?
Este libro te deja sin palabras. Te deja pensando. Te hace mirar esa realidad que sentimos tan lejos, pero que en verdad está muy cerca. Ahí, en los bordes de lo que no queremos ver.
Y aun así, al final, deja una chispa encendida. Porque hay personas que sobreviven para contar. Que convierten su dolor en fuerza. Y que, como Ousman, eligen no olvidar, sino tender la mano a quienes vienen después.
A quienes cruzan mares —de agua o de arena— buscando simplemente vivir con dignidad, ojalá el mundo algún día los reciba como se merecen. Porque el mundo somos todos. Y ya es hora de que nos comportemos como humanos: que tendamos manos, que demos abrigo. Porque cada invierno hay un alma que necesita calor, cada día un estómago que alimentar y, lo más importante, un corazón al que devolverle la esperanza.
"Viaje al país de los blancos" es una historia breve en páginas, pero profunda en resonancia. Una narración que, como un eco persistente, se instala en el corazón del lector y lo obliga a caminar, aunque sea por un instante, con los pies de su protagonista.
ResponderEliminarAcompañamos a Ousman Umar en un viaje que va más allá de las fronteras geográficas: un trayecto desde su Ghana natal hacia ese paraíso imaginado donde los hombres blancos prometen oportunidades, riqueza y pan. Sin embargo, lo que comienza como un sueño teñido de esperanza se convierte en una odisea marcada por el terror, la desesperanza y la crueldad. Con una prosa sencilla el autor desnuda las etapas de su odisea: la ilusión inicial, el desgarro de la travesía, la indiferencia de una humanidad ajena y, finalmente, el refugio inesperado en el amor de una familia.
Entre lágrimas, Ousman se pregunta una y otra vez: "¿Por qué tanto sufrimiento?". Con el tiempo, esa interrogante muta en un "¿Para qué?", transformando su dolor en propósito. Hoy, su vida es la respuesta: dedica sus días a ampliar los horizontes de los jóvenes en su tierra natal, sembrando en ellos la semilla del saber.
Este libro no es solo un testimonio; es un espejo que refleja las contradicciones de la migración, la resiliencia humana y la luz que persiste incluso en los caminos más oscuros. Una lectura necesaria, incómoda y, sobre todo, transformadora.