Fecha de Inicio: 14 de Septiembre de 2024
Fecha de finalización: 18 de Octubre de 2024
Autor: Ernest Hemingway
País: Estados Unidos
Año: 1952
Género: Novela aventuras
Sinopsis:
El viejo y el mar es uno de los textos más notables de Hemingway. Escrito con un lenguaje de gran fuerza y sencillez, narra la historia de un viejo pescador cubano a quien la suerte parece haber abandonado, y el desafío mayor al que se enfrenta: la batalla despiadada y sin tregua con un pez gigantesco en las aguas del golfo. Aquí Hemingway retoma, en un estilo remarcable, el clásico tema del valor ante a la derrota, del triunfo personal sacado de la pérdida. Escrito en 1952 por encargo de la revista Life, este relato lo confirmó como uno de los escritores más significativos del siglo XX, obteniendo el premio Pulitzer en 1953, y allanando su carrera hacia el Nobel de literatura, recibido en 1954.
Opinión personal de Gabriela:
Leyendo ciertos pasajes del El Viejo y el Mar percibí un paralelismo con la religión, comienza el libro mencionando que durante cuarenta días el viejo no había pescado absolutamente nada. En la Biblia se habla de que Jesús pasó 40 días en el desierto, siendo tentado por el demonio.
Tanto el desierto como el mar son lugares en donde el hombre experimenta el vacío total de sí mismo, son espacios donde se realiza un camino interior.
Cuando el viejo logra su cometido: pescar el más grande pez que nunca haya visto, sintió tristeza por él y pensó “con este pez se podría alimentar a muchas personas, pero ¿serán dignas de comerlo? Por supuesto que no, se respondió ¿por qué? Por su comportamiento y por su gran dignidad. ¿Se puede decir que un pez tiene enorme dignidad? ¿O está realizando una semejanza con una persona?
Me pareció extenso el relato de la agonía del pez, que iba de la mano del esfuerzo y voluntad que puso el Viejo para lograr su fin.
Cuando aparecen los tiburones, exclama: ¡Ay Dios! Y dice: no existe equivalencia para esta exclamación, tal vez un simple ruido como el que pueda emitir de manera involuntaria un hombre sintiendo los clavos traspasar sus manos e introducirse en la madera, clara referencia a la agonía de Jesús.
Cuando el cansancio es insoportable, el Viejo lamenta haberse alejado tanto de la costa, se reprocha haber olvidado ciertos elementos que le hubiesen ayudado en la tarea, pero despeja su mente y se dice “no es momento de pensar en lo que no hay, debes pensar en lo que puedes hacer con lo que tienes” claro mensaje: “sigue adelante a pesar de todo”.
Me gustó el vínculo del viejo con el joven, amistad, respeto, cuidado y valoración de la persona.
Resalto de esta historia la lucha y la valentía ante la adversidad de la vida.
El viejo y el mar es una obra que me sorprendió por la capacidad que tiene el autor de transmitir emociones profundas a través de una narrativa sencilla. A lo largo de sus páginas, nos encontramos con Santiago, este pescador anciano que encarna la tenacidad humana de una manera admirable. A pesar de que gran parte del libro se centra en la minuciosa descripción de cómo atrapa y mata al pez, algo que, debo admitir, no me hizo mucha gracia, no pude evitar caer bajo el encanto de su prosa.
ResponderEliminarLo que realmente me cautivó no fue la batalla contra el pez en sí, sino cómo, a través de esa lucha, el autor logra retratar la soledad y la perseverancia de Santiago. El puerto, la brisa marina, los peces voladores, cada detalle está descrito con una sensibilidad que te hace sentir el mar en la piel y el silencio en el corazón. Santiago, solitario en medio del océano, conversa con el pez, con las aves y consigo mismo, y es en esas conversaciones donde pude percibir su verdadero valor: el de un hombre que, aunque está solo, sigue luchando porque, sin dudas la vida sigue teniendo un propósito.
La tenacidad de Santiago es lo que sostiene toda la historia. A pesar de su edad y de haber pasado ochenta y cuatro días sin pescar nada, no se rinde. Esa pelea agónica con el pez, que se prolonga durante días, es más que un enfrentamiento entre el hombre y la naturaleza; es una metáfora de su lucha por defender su dignidad, por demostrar que aún puede enfrentarse a lo imposible y mantenerse firme. Santiago no solo quiere capturar el pez para tener un trofeo físico; lo que realmente está en juego es algo más profundo: su honor, su sentido de identidad y su deseo de ser reconocido, aunque sea solo por él mismo.
Al final, cuando los tiburones devoran al pez y Santiago regresa con el esqueleto, el premio no es el pez en sí. El trofeo de Santiago es la prueba de que aún es capaz de resistir, de mantenerse fiel a su lucha, a pesar de las derrotas. En ese regreso solitario, lo que realmente me conmovió fue cómo se aferraba a la idea de que alguien lo esperara, cómo valoraba la compañía de su joven amigo Manolín, que se preocupaba por él y le daba sentido a su existencia. Esa necesidad de conexión, de saber que su esfuerzo y sacrificio significan algo para otro ser humano, es el verdadero triunfo.
Al final, Hemingway me hizo sentir la soledad del protagonista de una manera casi palpable, me dio una lección de coraje y de humanidad. Un mensaje "Su lucha es la nuestra": la de seguir adelante, aun cuando el mundo parece dispuesto a arrebatarnos lo que más valoramos. Y eso, al igual que el viejo Santiago, es lo que hace que la vida tenga sentido.